Nuestro logo presenta la imagen de El Quijote de la Mancha, el que cubre sus ojos con lentes negros y porta un bastón en lugar de su lanza. Detrás de él se puede observar un molino de viento con cuatro aspas.

Politeama 5 parte A

POLITEAMA
REVISTA ELECTRÓNICA editada por el Taller Cultural
SIN SO CIEGO
Año 1 – Nº 5 –Diciembre de 2007

UNA MIRADA DIFERENTE PARA OBSERVAR CON OTRA OPTICA, LA CULTURA URUGUAYA Y DEL MUNDO A TRAVÉS DE SUS DISTINTAS MANIFESTACIONES


INDICE DE CONTENIDO:
Editorial, página 1
Terapias Paranormales , página 2
La música sucede en todas partes, página 3
El arte en nuestras vidas, página 6
Curarse con Ozono, página 10
Un paragüas muy delgadito
Terapias con animales, página 12
Aromaterapia, página16
Risoterapia, página 19
Para el final un chiste , página 20


En este número de Politeama, hemos decidido recopilar una serie de artículos que tienen que ver con diferentes terapias destinadas a mejorar nuestra calidad de vida.
Como sobre esta temática existe muy valiosa y variada información, pretendemos que este número de la revista constituya una primera aproximación a este tema, el cual será ampliado en futuras ediciones.


Editorial


¿Porqué nos cuesta tanto darnos cuenta de la importancia que tiene la calidad en nuestra existencia?
Creemos que la norma Nº 0 debe estar dedicada en forma exclusiva al cuidado del capital más valioso de cualquier país: sus niños.
Quizás sin darnos cuenta la calidad comenzamos a mamarla desde la cuna, si dicho esto en forma literal, la leche materna es fundamental para nuestro sano crecimiento. Hace unos meses atrás escuché una noticia que me dejó perplejo, en los hospitales Pereyra Rossel y de Clínicas, a un importante porcentaje de los niños nacidos allí se les detectaron en sus excrementos residuos de pasta base.
Recientes investigaciones realizadas en España a más de 14000 mujeres demuestran que Las mujeres obesas no sólo tienen más probabilidades de que sus hijos tengan problemas de peso. De acuerdo con el mayor estudio realizado sobre el tema, algunas malformaciones congénitas (como espina bífida, ciertas hernias o defectos en las extremidades) se presentan con más frecuencia en madres que antes de quedarse embarazadas estaban gordas.
Múltiples investigaciones han demostrado que el cerebro del niño estará totalmente estructurado recién a sus dos años de vida, por ello si en ese período no se le cubren de manera adecuada sus necesidades alimenticias, si no reciben los imprescindibles cuidados médicos, ese cerebro y por ende ese niño nunca podrán alcanzar su máximo potencial.
Otras investigaciones nos aportan datos que revelan que aquellos bebes que reciben de su madre mucho cariño, abundantes dosis de mimos y caricias crecen más rápidamente y en forma más saludable, tanto a nivel físico como psicológico.
Con estos ejemplos pretendo abrir una instancia de reflexión hacia la toma de conciencia acerca de hasta que punto es vital el cuidar nuestra calidad de vida para que con nuestro accionar no sólo estemos condicionándonos en forma individual, sino que estamos condenando a nuestros hijos antes de su nacimiento.
El consumo de drogas, tabaco, alcohol, los accidentes de tránsito, la violencia

doméstica, las enfermedades, la ausencia de nobles valores, la depresión y los

suicidios, etc, etc, están o no vinculados con la calidad de nuestra vida




Esta sociedad vertiginosa, que distrae su mirada de los aspectos verdaderamente importantes para dejarse seducir por los espejitos de colores proporcionados por una despiadada voracidad de consumo que sin darse cuenta nos incentiva a realizar una caída libre al vacío pero sin contar con ningún paracaídas y nos aleja de distintas prácticas que pueden cambiar muy positivamente nuestras vidas.




TERAPIAS PARANORMALES
No existe mejor inversión que aquella que destinamos a cuidar de nuestra salud física y mental.
En la ciencia médica también tienen lugar las comedias de equivocaciones.
Si el personal médico, encargado de observar y diagnosticar a las/los pacientes y actúa bajo creencias dogmáticas en lugar de utilizar un método comprobatorio, el resultado puede ser vergonzosamente cómico, como el relato expuesto por James Rachel de su Introducción a la Filosofía Moral (Fondo de Cultura Económica, México, 2007):
Hace algunos años, un grupo de investigadores, al mando del doctor David Rosenham, profesor de psicología y derecho de la Universidad de Stanford, fueron admitidos como pacientes en varios hospitales psiquiátricos. El personal de los hospitales no sabía que hubiera nada especial en ellos; creyeron que los investigadores eran pacientes comunes. Los investigadores querían ver cómo los tratarían.
Los investigadores eran perfectamente normales (lo que quiera que eso signifique), pero su simple presencia en los hospitales hizo suponer que padecían trastornos mentales. Aunque se comportaron normalmente, pues no hicieron nada para fingirse enfermos, pronto descubrieron que todo lo que hacían era interpretado como señal del trastorno mental, lo cual era anotado en sus hojas de admisión. Cuando se descubrió que algunos de ellos tomaban notas, se hacían entradas en sus registros tales como: el paciente se enfrasca en una conducta escritora. Durante una entrevista, un investigador-paciente confesó que aunque de niño había estado muy cercano a su madre, al crecer se encariñó más con su padre: un giro normal. Pero eso fue interpretado como prueba de relaciones inestables
en la niñez. Hasta sus protestas de que eran normales fueron tomadas en contra de ellos. Uno de los pacientes verdaderos los previno: Nunca le digan al doctor que están bien. No les creerá. Eso se llama una fuga hacia la salud.
Díganle que todavía están enfermos, pero que se están sintiendo mucho mejor.
Eso se llama perspicacia.
Ninguno de los miembros del personal del hospital descubrió el engaño. En cambio, a los pacientes reales les pareció transparente. Uno de ellos dijo a un investigador:
- Tú no estás loco. Estás haciendo una revisión del hospital. Así era.
¿Por qué los médicos no se dieron cuenta? El experimento reveló algo acerca de la fuerza de una suposición controladora: una vez aceptada una hipótesis, todo se puede interpretar en su apoyo. Una vez que la suposición controladora fue que los falsos pacientes tenían trastornos mentales, no importaba cómo se comportaran; cualquier cosa que hicieran sería interpretada para adaptarla a la suposición. Pero el presunto éxito de esa técnica no probó que la hipótesis fuera verdadera. En todo caso, fue señal de que algo estaba equivocado.
Debería haber sido posible para los médicos examinar a los falsos pacintes,
mirar los resultados y decir: Un momento, esta gente no tiene nada malo.
(Recordemos que los falsos pacientes se comportaban normalmente, no fingían ningún síntoma psiquiátrico). Pero los médicos no estaban actuando de ese modo:
para ellos, nada podía ir en contra de la hipótesis de que los presuntos pacientes estaban enfermos. Los médicos podrían haber identificado alguna forma razonable de distinguir entre personas mentalmente sanas y personas enfermas; entonces podrían haber observado a los falsos pacientes para ver a qué categoría pertenecían.
(Contribución de Pablo Avila).
Frente por la Cultura Laica

«La música sucede en todas partes»


Mercedes Pavlicevic, Centro de Musicoterapia Nordoff-Robbins. Londres, Reino Unido

Pionera en el aprovechamiento de los recursos musicales con finalidad terapéutica, esta investigadora impartió en abril un seminario sobre musicoterapia comunitaria en la Universitat Ramon Llull (Barcelona). Cuentan los psicoanalistas que la música es una proyección simbólica de contenidos inconscientes del propio yo, pero a Pavlicevic le preocupan más los problemas de la gente que las teorías conceptuales. Subraya que su cometido es básicamente psicosocial. «Quienes más se benefician de la musicoterapia comunitaria son las personas que padecen alguna forma de marginación, bien por el hecho de ser inmigrantes y haber sido educados en otra lengua y otra cultura, bien por padecer algún tipo de enfermedad incapacitante; vengo de África, donde he podido constatar las ventajas que la música ofrece a estas personas», explica.
JORDI MONTANER | 30 de julio de 2007
Nos invade la fiebre del MP3. ¿Puede un músico ejercer de musicoterapeuta?
Hablamos de una disciplina científica forjada en la Universidad de Michigan a mediados del siglo pasado y en la que un musicoterapeuta cualificado utiliza la música y sus elementos (ritmo, sonido, melodía o armonía) con objeto de habilitar o rehabilitar capacidades funcionales tanto físicas como, sobre todo, mentales.
A veces, basta con escuchar una canción para estar bien y olvidarse de lo malo...
Es un efecto de la música, pero no es el propósito de la musicoterapia. Nuestra pretensión es la de estimular la expresión y la comunicación de los individuos entre sí, desarrollar capacidades cognitivas (como la atención y la memoria), reforzar la propia identidad, el esquema que uno tiene del propio cuerpo y su orientación en el espacio (con el movimiento, la danza); prodigar distintas habilidades motrices, cognitivas y emocionales, promover la interacción entre las personas.
¿Qué aprendió en África?
Vengo de un encuentro internacional de musicoterapia comunitaria en la Universidad de Pretoria (Suráfrica) y una investigadora local me habló de un trabajo con niños de 10 años. En las clases de la escuela convivían niños y niñas de distintas etnias y, al preparar un baile de fin de curso parecía difícil unificar el estilo musical que ese baile debería tener. Espontáneamente, los niños plantearon bailar músicas de etnias contrarias a la suya; como si intercambiaran sus zapatos, cada uno bailaba los ritmos característicos de la etnia del compañero, desde tonalidades de raíz folclórica a música rap.
La música forma parte de la vida cotidiana.
La música reduce conductas disociativas o perturbadoras, y mejora las habilidades de socialización
En África aprendí que la música sucede en todas partes: taxis, mercados, curaciones y plegarias; experiencias en contextos urbanos y rurales, de día y de noche, por luna llena y a pleno sol. Comprendí que si la musicoterapia no es capaz de globalizarse corre el riesgo de fracasar. Necesita sonar, ser gritada, notada y escuchada; de lo contrario puede quedar inaudible, sin existencia ni ilusión.
Pero la música va muy unida a los orígenes y a la identidad, a la propia cultura...
Muchos pueblos que han padecido opresión y han visto perseguida su cultura han utilizado históricamente su música o sus danzas para reivindicar clandestinamente la identidad. Es algo que, lamentablemente, sigue formando parte de lo cotidiano. Los niños de aquella escuela surafricana, sin embargo, nos enseñan a todos cómo superar una etapa y universalizar unos orígenes que en otro tiempo corrieron la amenaza de desaparecer. ¡Atrevámonos por fin a visitar y aprender la música de los otros! La experiencia musical suele propiciar la cooperación y la integración entre miembros bien distintos de un mismo grupo. Uno de
los valores más aceptados de la música es que brinda la oportunidad de compartir una experiencia estética, y el placer estético brinda una oportunidad para enriquecer la vida de la persona.
Las músicas bonitas entristecen; puede, entonces, que estén contraindicadas en la depresión.
Grupos de musicoterapeutas cubanos llevan tiempo trabajando la depresión con canciones nada feas. Explican estos terapeutas que las respuestas afectivas a la música podrían emerger de la activación de mecanismos básicos de percepción y excitación. En sus trabajos se evidencia una reducción de conductas disociativas o perturbadoras, la mejoría del funcionamiento social y de las habilidades de socialización. La música estimula la comunicación y la expresión emocional, algo muy positivo para los estados depresivos. Bailar, por supuesto, también ayuda.
Un estudio ha demostrado que bailar prolonga más la supervivencia de los enfermos cardiovasculares que la mera práctica de ejercicio físico.
No me extraña, y la música tiene tanto de emocional como de mocional (del inglés motion, movimiento, baile). La respuesta emocional a la música es probablemente una de las características más importantes para su uso en un contexto terapéutico de salud mental. La musicoterapia se ha empleado con éxito en pacientes psiquiátricos tanto adolescentes como adultos, observando resultados muy positivos en individuos con esquizofrenia.
¿Qué más puede curarse con música?
El insomnio. Hay musicoterapeutas que se sirven de selecciones musicales con un contenido relajante seleccionado especialmente o confeccionado para conseguir que el paciente duerma. La aplicación de fragmentos melódicos de ritmo muy lento o casi imperceptible, con espacios de repetición y concurso de instrumentos de cuerda o elementos naturales (como pájaros, agua, lluvia y olas de mar, entre otros) da muy buenos resultados en pacientes insomnes.
Y en centros hospitalarios, ¿se ha probado? Si, y hay hospitales que han obtenido resultados muy buenos en los pacientes anestesiados para cirugía con selecciones musicales ideadas por musicoterapeutas para distraer, tranquilizar, relajar profundamente y reconfortar al enfermo intervenido. El ritmo da al baile la organización, la energía y la estructura interna que permiten que sea una experiencia de participación en grupo. Se trata de una experiencia de la que pueden participar personas de diferentes niveles sociales y con distintas características de funcionamiento psicológico. La experiencia puede ser desde muy sencilla hasta muy compleja y se puede adaptar a las necesidades de cada persona.

SOCIALIZAR CON MÚSICA /imgs/2007/07/saxo1.jpg

La esquizofrenia es un trastorno mental incapacitante en el ámbito social y laboral. El tratamiento farmacológico suele ser la base de la intervención terapéutica con este tipo de pacientes; pero no es menos cierto que el funcionamiento psicosocial y general suele mejorar de manera significativa cuando el tratamiento farmacológico se combina con tratamientos psicológicos y psicosociales del tipo de la musicoterapia.
Conducidas por un musicoterapeuta, hay sesiones musicales en las que el paciente escucha o interpreta música con la finalidad de lograr cambios tan deseados como mejorar la comprensión de sí mismo y del mundo que le rodea, logrando una mejor adaptación a la sociedad.
Por sus características, la música es una forma de comunicación no verbal que, en el contexto terapéutico, permite trabajar con diferentes tipos de pacientes y, al mismo tiempo, expresar emociones a través de estructuras musicales. En este marco, la música permite la expresión de emociones más intensas y más diversas de manera socialmente aceptable y propicia una forma de expresión emocional que los pacientes suelen no tener o no han encontrado viable. Por
otro lado, ayuda a expresar ideas y emociones que no se pueden manifestar a través de un lenguaje verbal convencional.
Una vez que la persona se ha involucrado en el quehacer musical, sostienen los musicoterapeutas, su conducta se orienta a dicha realidad. La relación con la música también requiere respuestas a los estímulos auditivos, a los instrumentos, a las instrucciones del terapeuta y a la participación de los demás, todo lo cual implica un contacto intenso con la realidad.
El arte en nuestras vidas
Compañía de Teatro Espontáneo de SaludArte Fundación para la Promoción de Salud
a través del Arte y el Humor
En el marco del Ciclo de actividades coordinadas por el Pf. Dr. Miguel Cherro
en el taller de la artista plástica Susana Pérez Gomar
Com. Social Doris Helena Rojas
EL ARTE EN NUESTRAS VIDAS

“Para mi el arte es una flor, pero una flor que se encuentra al borde del abismo…” decía Rasia cuando llegué y esta frase me impactó al entrar en el recibidor del apartamento de una artista plástica llamada Susana, quien se había atrevido a jugar, explorar y desarrollar nuevas propuestas al arte y desde el arte y… más allá… a trabajar con personas no videntes en torno a las formas, los colores y las sensaciones.
El lugar estaba lleno de gente cálida que, ávida y concentradamente, dirigía sus oídos hacia la conductora mientras ella hablaba.
Lo que vi generó en mi aún más expectativa de la que de por sí ya poseía frente al tema y a la función.
Me preguntaba a qué me iba a enfrentar. De mientras la curiosidad innata que habita en mí me empujaba a desdibujar cada uno de los hilos de esta puesta en escena sonora. Así que, para tener puntos de conexión y no perderme en la rigidez de la adultez que muchas veces cierra los entendimientos, llevé a mi hija de diez años para compartir con ella esa experiencia.
Todo fue mágico. Mi mirada recorría sin cesar el espacio, los ojos perdidos pero llenos de conocimiento que se reflejaban en esos rostros que estaban allí encerrando misterios que para mí eran incomprensibles, el mundo de los claroscuros, del tacto, del olfato y del sonido.
Los invitados habían llegado muy bien vestidos, “de gala” para la función, muy organizados y abiertos para participar de la propuesta. Estaban dispuestos en sillas debidamente colocadas dentro de un living que exponía en sus paredes obras de arte realizadas a partir de utilitarios y materiales tales como hilos, mezclas, barro, etc. Al frente, dispuestos al modo de una sesión zen, sin más artilugios que sus propias manos, cuerpos, velos, pequeños instrumentos musicales, una guitarra y la tradicional trusa negra, estaban los artistas. Músicos y actores…seres que al principio se me hicieron inanimados y raros en medio de aquel ambiente que me era absolutamente extraño.
Mientras mis ojos recorrían la sala seguía sonando la voz de Rasia con suavidad, en comunión absoluta con el público y respeto hacia los que allí estábamos, lo cual provocó un clima muy armónico.
De pronto, como salido del mundo de los sonidos o de la imaginación del público y rompiendo el silencio de las palabras, muy firme y sonoro sonó el pequeño gong invitando a la acción escénica.
Todos quedamos expectantes y los rostros se tornaron agudos, concentrados, fijos los sentidos en esos puntos que provocaban sonidos… Y de pronto, como si el mundo de las hadas hubiese llegado a la fantasía absoluta de la creación, aquellos seres inanimados de la escena empezaron a provocar sonidos musicales y a tomar formas y a emitir sonidos, risas y expresiones que hablaban de figuras y sensaciones del mundo en los sentidos y de sentimientos puros del público en aquel momento. Cerré un instante los ojos y pude agudizar también los otros sentidos y el mensaje me resultó claro, efectivo. Mis sensaciones, emociones y sentimientos comenzaron a fluir con más intensidad.
De pronto todo quedó quieto, la directora volvió a hablar y envolvió el ambiente con calidez, invitando a cada uno de los asistentes a compartir experiencias y sensaciones. Al comienzo la tradicional timidez del público, el susto de hablar delante de otros y el temor recóndito de dejar al desnudo las propias emociones y los sentimientos.
El aire se rompió con la voz de Humberto, un hombre joven no vidente que habló de cómo los artistas habían logrado reflejar lo que él “veía en su interior”; cada sonido le había resultado familiar, era su realidad misma. Se refirió a la palabra hablada, más precisamente, a la expresión de la palabra escrita, hablada y al proceso creativo. Y expresó “… cada idea llega al cerebro y se convierte en mil cosas, en dudas, miedos, indefiniciones que provocan mil situaciones y a la vez llegan otras ideas que las desplazan y así mismo provocan la creatividad en medio de esas dudas y esos miedos”.
Rasia lo captó y sintetizó: “Una idea que dispara en mil direcciones” Propuso a los actores que realizaran un “baño musical”. Luego hizo sonar el gong y activó a los artistas que comenzaron a plasmar las ideas de Humberto. Los actores venían como en cascadas suaves emitiendo sonidos. Cada uno expresaba algo diferente: “llegan ideas… lluvia, miedo, nubes, mariposas, verano, calor,”. “Pasar de nubes”- dice uno- “lluvia, sí lluvia; hay nubes, pasan nubes…risas; ¡Oh, qué verano!, hace calor; mariposas, sí hay mariposas”… risas…. De pronto se empezaron a ordenar las ideas y los actores las dijeron de manera armónica sin atropellar unos a otros: “¡Oh! hace calor, que lindo, hay mariposas, sí es verano, el verano, se fueron las nubes, no hay lluvia”. Y sin saber como, con mis ojos cerrados, comprendí aquel ordenamiento que hablaba de una linda tarde de verano, y sé que todos lo entendieron. ¡Qué fantasía!
Todo quedó en silencio y Humberto expresó muy emocionado: “¡Qué bueno! Estoy sin palabras, fui partícipe de todas las ideas y de cómo viajaban hasta ordenarse en sus contradicciones. A partir de mi nueva vida de invidente mi cerebro se ha recreado y para mi el arte es sanador, rehabilitador de la mente”.
Entonces vi la cara de mi hija fascinada, y ella me dijo muy bajito: “jamás pensé que pudiese verse tan claro el mundo desde las sombras”.
La conductora le dio la palabra a Silvia, otra artista no vidente. Ella expresó como sentía el proceso creativo, como era organizar el caos de las ideas y lo que quería transmitir. Habló de la hoja en blanco, de cómo se dejaba llevar por la intuición y cómo su obra se plasmaba de emoción, lo cual lograba a través del equilibrio y de las texturas. Sólo su intuición sabía hacia donde se dirigía. Era como el bastón que la guiaba por las calles con la certeza de la incertidumbre con que se lanzaba sin saber a donde iba.
Rasia nuevamente concentró lo esencial en dos palabras: “Certidumbre, incertidumbre”. Fue como si todo confluyera para entender las palabras de manera exacta. El alma de los artistas despertó y empezaron a emitir sonidos “Ahí no, no… ¿Qué siento? No, no…. ¿dónde? ¿Qué hay?” Representaron el sonido del bastón, la calle, las dudas…Todo aquello recreaba las situaciones de incertidumbre que diariamente vivían los invidentes al caminar, pero a la vez definió de forma clara cómo ellos sabían realmente hacia donde iban, con la incertidumbre de la certidumbre. Silvia expresó: “Estoy transpirando, es demasiado, es genial. Me sentí muy representada.”
Avanzó el espectáculo y se generó un ambiente de total relax, como si el fantasma del miedo y los temores se hubiese disipado por los ventanales del living. Se oían risas, estábamos todos juntos “viendo con los sentidos” aquellos seres llamados actores y músico. Podíamos captar sonidos, olores y texturas.
Unos y otros se entusiasmaron para hablar y contagiaron al compañero. Grisina se manifestó nerviosa y afirmó que se intimidaba con la gente, pero poco a poco empezó a expresar lo que sentía al tener el barro en sus manos, cómo esa masa informe se traducía plenamente permitiéndole crear y esa evolución le permitía pensar en la pintura, algo que le fascinaba. Ella lo resumió perfectamente y conjugó la aspereza con la rudeza, los olores, las texturas, respiraba arte por su piel. Además expresó cómo sentía la guitarra y sus sonidos con intensidad, cómo percibía la aspereza y la suavidad, manifestando su amor por la música.
Nuevamente la magia se congregó, ya la esperábamos expectantes. ¿Cómo podrían aquellos magos de la representación captar aquello? Delicadamente esparcieron velos entre el público. Utilizaron algunas telas suaves y otras ásperas para transmitir la emoción del arte a través de ellas. Los sonidos musicales, sin palabras, fueron más que elocuentes para provocar una lluvia de sensaciones. Emociones, sonidos y risas nos transportaron al mundo de la alegría, allí se dio el proceso de la creación en pleno.
Ya más sueltos todos y distendidos los temores hablábamos a borbotones, las risas se expresaban abiertas en el auditorio que quería interactuar, aquello era fascinante. Comprendí que estaba en medio de artistas genuinos. Sus movimientos eran tan ágiles y vitales que captaban perfectamente el sentir del público.
Lucía habló directamente sin temores. Ella no es ciega pero transmitió como fue el proceso de participación en el taller de artes plásticas con no videntes, un extraño encuentro propuesto e inventado por su hermana Susana.
Un día Susana propuso a algunas personas no videntes si querían asistir a su taller de arte, donde se trabajaba con pintura y escultura. Aquello sorprendió a los integrantes videntes del taller quienes pensaron: “otra locura de Susana, pero vamos a ver que pasa”. Susana había vislumbrado en los nuevos integrantes artistas en potencia.
iAl comienzo no fue fácil, había temor de parte y parte, tanto de los no videntes como de los videntes. Pero después empezó a aflorar toda la creatividad y hoy las obras son tan maravillosas que es muy difícil, o imposible, saber si las creó alguien vidente o no vidente.
Lucía eligió a los actores para representarla a ella y a su hermana Susana y contó anécdotas de su infancia. Ella expresó que siempre se consideró poco artista aunque su padre le decía que podría ser una actriz genial. Habló sin embargo de su mundo inmerso en el arte y agregó detalles vividos en su adolescencia.
No sé como sucedió, pero de pronto la conductora lo envolvió todo en una frase exacta, como si supiese lo que palpitaba en cada corazón y conociese cada sentimiento. Esta vez propuso un título para la escena de Lucía : “El Uruguay se pierde a una gran artista” y volvió a tocar el gong, el cual provocó un silencio inmenso.
Una vez más, todo se inundó de sonidos, pasos suaves, expresiones, risas y gestos. Los actores decían cosas propias de una niña de cuatro años, se reían y jugaban mostrando a la niña despreocupada y feliz mientras su hermana mayor llegaba a rescatarla de las imprudencias. Se reflejó claramente una infancia, una vida plena y a la vez una total despreocupación por ser la mejor. Para eso estaba Susana siempre a su lado.
Finalizó el acto, los actores congelados se quedaron esperando mientras observaban a la narradora.
“¡Brutal!”- expresó Lucía . “tal cual…. increíble”. Ella no podía creer aquello…. y confieso, yo tampoco. Escuché cuando Humberto, que está detrás de mí, comentó: “Es impresionante, lo capté todo”.
Así se fue dando una participación espontánea. Entonces habló Alicia, quien se refirió a la creatividad como algo fundamental en su vida. Contó cómo había descubierto el ballet y cómo el arte había cambiado su vida.
Rasia la invitó a acercarse a los actores y le propuso que los colocara en una posición que reflejara cómo se sentía antes de su contacto con la danza, como si fuera una escultura. Ella lo hizo sin mayores dificultades. Colocó a los actores enfrentando caras con caras, mostrando posiciones encerradas, sin movimiento, figuras muy ensimismadas en un conjunto muy compacto. Rasia tocó el instrumento y, como bailarines en cajitas de música, los actores empezaron a girar sobre su propio eje, como si se dedicaran apenas a su propia introspección y nada se soltara, como si todo estuviese atado, con murmullos de “estoy aburrida, enojada, aburrida, enojada…” “¿escuchar?”. “no puedo, estoy aburrida…”.
Finalizó esta nueva forma escénica y nuevamente la facilitadora convocó a Alicia para que colocara a los actores de tal forma que reflejaran su actual sentimiento frente al arte. Ella los liberó de sus posiciones, los colocó con gestos abiertos libres y los volvió generosos en sus expresiones.
A partir del sonido del gong la escultura cobró vida. Allí empezaron a oírse las risas, la danza, fue como ver volar a las aves, sentir los velos rozando, como si un impetuoso cascabel de alegrías se hubiese derramado sobre el ambiente.
Fluyó la danza, la música permitió volar y nos dejó a todos viajar por el mundo de los sueños y los artistas.
María, -que hasta el momento se había mantenido en silencio porque así lo había prometido a sus amigos -se considera conversadora y no quería acaparar la atención-risas generales- comentó que el día en que Susana les dijo que al año siguiente tendrían clases integradas con invidentes ellos dijeron: “¡No, otra locura de Susana!”. Pero actualmente era algo que no sabían como agradecer, por el enriquecimiento que les había proporcionado. Y así se dio el compartir de experiencias y recuerdos. Ella continuó “Hoy me emociona el vuelco que ha dado el taller en sus doce años de vigencia”.
Humberto, Silvia y Glicina opinaron: “Cuando hay algo gratis hay que hacerlo” -risas generales…- También contaron sus dudas: “¿qué puedo hacer con arcilla? ¿Podré pintar? Siendo ciega de nacimiento terminé llorando cuando me di cuenta de que podía pintar con acrílicos reconociendo fragancias ¡fue increíble!”
Así, en medio de los miedos y aflorando en la creación algunos lograron empezar a explorar el collage. “Esto fue como una varita mágica, el mundo de los colores y las fragancias porque así los defino yo”, agregó Humberto. “El arte no sólo se encierra en lo místico, también fluye. Para mi es algo de dioses y ángeles, algo que ronda pero que no puede encajonarse en cosas que van más allá de uno mismo”.
Y así una vez más, después de sonar el gong, los actores se convirtieron en ángeles y dioses, volaron literalmente con nuestros sentimientos, sensaciones y emociones hasta dejarnos pasmados en lo inverosímil. Allí los actores entraron al público, lo tocaron, lo hicieron sentir sus velos, las manos se entrecruzaron, hubo un fluir de arte conjunto, aquello fue total y pleno. Los ángeles habían bajado para completar la creación de Susana.
Todos rieron y se distendieron plenamente a través del humor y la risa, la alegría y el juego lúdico. Se dio un ambiente de plenitud.
Luego se oyó la voz de Susana, quien expresó que el arte en la vida se puede aplicar en todo y cómo la muerte de un hijo puede llevar a la creación. Nos contó que el taller fue terapéutico para ella y para todos… Por último y de un modo muy ameno, Miguel recordó y reivindicó la locura en el proceso creativo.
De pronto, como si fuera un momento de nacimiento, renacimiento y sanación conjunta, sonó el triángulo para recrear aquel capullo encerrado en sí mismo que no se podía mover. Estaba absolutamente metido en una burbuja. Jamás pensé que pudiese demostrarse tan claramente en imágenes las ataduras invisibles de los hilos de la fantasía, aquellos que aniquilan la creatividad y los sueños.
Todo terminó en una sola carcajada que reflejaba una profunda alegría. Todos hablaban con los rostros iluminados por la emoción.
Rasia, con la misma armonía que traían los artistas en sus vuelos creativos, fue anunciando el fin muy próximo de aquella velada mágica y cada rinconcito de la caja de Pandora se fue desvaneciendo hasta una nueva función. De mientras, los actores formaron un círculo giratorio. Cada uno de ellos tomó y repitió alguna expresión surgida durante el proceso de creación colectiva de aquella tarde (creación, oxígeno, etc.).
Aquella experiencia conjunta vivida y articulada a la de Susana y su taller fue una de las experiencias más ricas que haya podido disfrutar. Después de terminada, recorrí con mi hija las diferentes esculturas y creaciones. Allí pudimos compartir cuán ciegos somos al no poder ver más allá de nuestras propias limitaciones, sean de la índole que sean. También nos maravilló comprobar cómo aquellos que se sueltan al abismo profundo de sus propios silencios son capaces de sentir cada latido del corazón y escuchar el pulso de la vida.
Al caminar de regreso a casa, mi hija expresó su deslumbramiento por la magia de la improvisación. Es que pocas veces el arte cala tan profundamente como en este encuentro único de creación colectiva.

Montevideo, viernes 28 de abril de 2006

Compañía de Teatro Espontáneo de SaludArte

Directora: Rasia Friedler
Coordinadora: Silvana Vernazza
Actores: Leonor Chavarría, Daniel Jorysz, Verónica Moner, Silvana Vernazza,
Músicos: Diego Galcerán, Nicolás Guazzone
Videístas: Denny Brechner, Marcos Hecht, Ilan Rosenfeld
Mario Molina, junto a estas líneas, y Sherwood

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