Nuestro logo presenta la imagen de El Quijote de la Mancha, el que cubre sus ojos con lentes negros y porta un bastón en lugar de su lanza. Detrás de él se puede observar un molino de viento con cuatro aspas.

Politeama 12 parte B

POLITEAMA
REVISTA ELECTRÓNICA editada por el Taller Cultural
SIN SO CIEGO
Año 2 – Nº 12, parte b –Abril de 2009
Suplemento Especial:

Domingo 29 de marzo - El día tan esperado:
Si bien los las y los participantes estaban convocados a la hora 14, nosotros habíamos acordado estar allí a las 12 y 30 para finiquitar los últimos detalles y minimizar los posibles imprevistos.
Por ser domingo, la capital bonaerense estaba en calma, el incesante movimiento habitual en esta urbe daba paso a una tranquila mañana
Los pronósticos del tiempo señalaban que las temperaturas aún veraniegas, ascenderían a los 32 grados, por ello se avecinaba una tarde a puro calor.
El colectivo 168 nos trasladaba desde Once, hasta las cercanías de la casa de Ana.
Al llegar allí, nuevamente nos dividimos las tareas, y pudimos conocer por fin a Claudia, que después de descansar unas pocas horas, ya estaba dispuesta a sumarse al grupo de trabajo.
A las cuerdas ya existentes, ahora se habían sumado otros rollos de nylon y bolsas plásticas, que debían ser cortadas en tiras y trozos de variados tamaños.
A pesar de que todavía la hora prevista para el inicio de la acción artística no había llegado, ansiosas invitadas llegaban al lugar antes de lo esperado.
De acuerdo a lo planificado por Jorge con respecto a las imágenes fotográficas que se pensaban captar allí, se había estipulado que todos los presentes debían acudir a la cita vestidos totalmente de negro.
Mis dudas, sobre si cada asistente cumpliría con estos requisitos, se desvanecería rápidamente porque cada persona que arribaba o estaba ataviada de negro o había traído ropa para cambiarse allí mismo y no desentonar del resto.
Fueron sólo dos las personas que por no conocer esta solicitud, arribaron arropadas por otros colores, aunque las causalidades determinaron que los mismos no desentonaban para nada con los fines perseguidos por los diseñadores de esta obra grupal.
El rol que jugaría en esta actividad la fotógrafa y publicista Andrea Spagnolo, así como las otras personas portadoras de sendas cámaras digitales, sería fundamental para poder captar a través de los diferentes lentes, como la obra nacía, iba creciendo, hasta llegar a su conclusión.
Poco después de la hora señalada para el comienzo, Ana nos presentó a los tres ante el resto de los concurrentes.
Uno a uno nos fuimos presentando, pudiendo comprobar que esta idea sería llevada a la práctica por un grupo de artistas representantes de varios países de nuestra hermosa América Latina.
Agustina Staricco, Beatona Avendaño, Florencia Paz, Gloria González, Marcela Polischer, María Clara Sorrequieta, Maro Dileo, Verónica Mella, Teresa Pasantes, Vivela Mazzeo, aportaban sus bellas estampas femeninas, al igual que ana Pagani, Claudia Herrán y Soledad Fontela, mientras que Edgardo González fue el único asistente masculino y ciego a este singular encuentro.
De esta forma, una vez más el arte lograba concitar la mancomunión de atrayentes individualidades provenientes de: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, honduras y Uruguay.
Quedó claro que ninguna de las personas inscriptas en esta actividad, conocían que se realizaría a partir de ese momento y porqué se las había convocado vistiendo de indumentaria de color negro.
Jorge se encargó de dar a conocer en que consistían las diferentes ideas a llevar a la práctica.
Al mismo tiempo, explicó que las personas que así lo prefirieran podían cubrirse sus ojos, teniendo la precaución de no apretar en demasía las negras vendas, con la finalidad de evitar posibles malestares visuales.
La experiencia acredita que a las personas videntes, les cuesta mantener cubiertos sus ojos durante demasiado tiempo.
En el patio de la casa, las diferentes puertas de hierro, se habían entreabierto, con la intención de que las mismas quedaran en ángulo recto con respecto a la pared.
Una vez sujetas las puertas en la ubicación deseada se colocaron
las cuerdas e hilos de diferentes grosores, dispuestas en forma horizontal dando sustento al comienzo de esta obra colectiva, mostrándose débiles, pareciendo que flotaban en el espacio.
Por esto Jorge antes de comenzar el tramado, advirtió a los participantes sobre la importancia de cuidar no realizar nudos y ataduras fuertes, ya que se corría el peligro de que las sogas se desprendieran de sus ataduras.
Cuando se decidió comenzar la actividad decenas de manos tal cual arañas empezaron a tejer sus redes.
Mágicamente, minuto a minuto, los 8 metros cuadrados que aproximadamente componían esta obra textil, iban cambiando su fisonomía incorporando en su ser nuevos ingredientes, formas y texturas.
Hilos, cuerdas y tiras de nylon de color negro de un lado y verde pasto en su reverso, blanco y gris colocados sobre el piso de aquel bello jardín de la casa taller de la artista anfitriona, eran recogidos por las y los artistas para continuar elaborando el extenso tramado.
La suma de individualidades que se ubicaban a ambos lados de esta trama, en incesante movimiento, iban aceptando las órdenes que sus cerebros daban a sus laboriosas manos.
Fue sumamente gratificante observar como cada uno a veces prefería ubicarse en un único sector de la obra, o en otros casos ir variando su lugar de trabajo.
Pasado el momento inicial, todos fuimos despojándonos de nuestros lastres inhividores, para dar paso a movimientos y gestos más espontáneos y placenteros.
Voces de diferentes latitudes y acentos se empezaban a escuchar y entremezclar con mayor nitidez, el clima reinante parecía festivo.
Las experimentadas manos de unos, se tocaban a ciegas con las de otros, originando que varias veces una persona tomara sin quererlo o sin saberlo, el hilo que venía tejiendo su colega.
Los temas de conversación eran por demás dispares, agradables, casi confesionales.
Un pequeño trocito de historia personal se acoplaba a cada hilo que llegaba desde el suelo para transformarse en luz, en latido, en torrente sanguíneo, en fugaz emoción, expresando un cómplice sentimiento que desea perpetuarse, que no desea ser tan efímero como el vuelo eterno de una mariposa Monarca.
Las voces se convertían en exquisitas historias, las palabras fluían libremente volando tal cual pájaros, de boca en boca. Entre tantos cautivantes momentos, recuerdo con nitidez las palabras de Marcela, poniéndonos al tanto del acontecer boliviano, de sus peculariedades, de su vinculación con el arte, etc.
Pero una anécdota contada por Pablo, no ha dejado de rondar en mi cabeza desde que la escuché aquella tarde irrepetible.
Un niño ciego había llegado a una de sus clases de arte.
Este pequeño carecía de las orientaciones básicas que se requieren al no poder ver, por ejemplo no sabía como tocar una obra y percibir sus formas a través de las yemas de sus dedos, en especial la de los dedos pulgares que son las más sensibles de todas.
Estando en clase, Pablo observó que aqel niño, del cual no se su nombre ni su edad ,se mostraba inquieto y algo asustado por algo que ocurría cerca de el. Serenamente el profesor le indicó al niño que el sonido que escuchaba a su lado era provocado por el viento que se colaba por una ventana.
Luego de unos segundos en silencio, este niño le efectuó la siguiente pregunta al profesor: ¿El viento, es un señor ?
entonces Pablo se acercó al niño y a través de la poesía le confesó quién era el Viento.
Al contarlo, nuevamente se me eriza la piel.
Este relato me conmueve profundamente ya que nos pinta en cuerpo y alma una triste y cruda realidad que nos acompaña en pleno siglo XXI, ¿ustedes estimados lectores, nos pueden ayudar a cambiarla?

ATANDO CABOS

El escritor portugués José Saramago es uno de
mis autores preferidos, ya que en cada obra elaborada por él, podemos apreciar su capacidad, poder imaginativo y sensibilidad, que lo convierten ,en un observador sin igual de las fortalezas y debilidades de nuestra condición humana.
En su último libro: “ El viaje del elefante” aparece el siguiente texto:
“Tienen razón los escépticos cuando afirman que la historia de la humanidad es una interminable sucesión de ocasiones perdidas. Afortunadamente, gracias a la inagotable generosidad de la imaginación, vamos supliendo las faltas, llenando las lagunas lo mejor que se puede, abriendo pasos en callejones sin salida y que sin salida seguirán, inventando llaves para abrir puertas huérfanas de cerraduras o que nunca las tuvieron.”
Creo que podemos asimilar esta idea a lo ocurrido en la acción colectiva llevada adelante en un día que no pasará desapercibido para muchos de los que estuvimos allí presentes. Como lo señaló Jorge Restrepo al realizar su evaluación, a partir de ese momento otra percepción había nacido en él para observar las realizaciones artísticas.
de acuerdo a mi ciega mirada y atenta observación, pude sentir que una poderosa energía creativa, sin pedir permiso iba abriendo y cerrando cerraduras en nuestros desprevenidos inconscientes, a medida que las infatigables manos seguían tejiendo aquel tramado que segundo a segundo alteraba su composición y forma en busca de quién sabe que identidad corporativa.
Los huecos y espacios vacíos cada vez eran menos y como escribe Saramago, la imaginación oficiaba de guía para continuar zurciendo nuestras carencias en aquella red con vocación de maestra infinita.
Crear a ciegas, aunque sea tan sólo por unos minutos, puede convertirse en una experiencia única y provocar un cambio de paradigma, permitiéndonos observar la realidad con una mirada diferente, una visión que surge a través de nuestra propia imaginación y no por intermedio de nuestros ojos.
Como cada vez más me dejo guiar en mi vida por los presentimientos y las causalidades, al momento de realizar este artículo, gracias al amigo guatemalteco Germán Albornoz me llega una nota publicada en el diario Pagina 12 de Buenos Aires, escrita por Guillermo Saccomanno, dedicada a la obra de Giuseppe Ungaretti. Cuando se habla sobre la vida de este poeta, se mencionan frases suyas que me seducen a incluirlas en el texto que hoy escribo, ya que según mi entender podemos vincular estos conceptos con los que tiene que ver con el nacimiento de esta obra colectiva.
El dice: “He poblado de nombres el silencio”, por mi parte creo que los participantes en esta actividad, al crear, al tejer tramas tanto a ciegas o viendo a plenitud, hemos poblado de sensaciones y colores nuestra oscuridad.
El escribe que: “No llegamos a conocer más que una parte de la realidad, la menos verdadera”,será pues que nosotros vemos lo que en realidad ha sucedido o sólo una ínfima parte de lo que ella nos ofrece.
A fines de los ‘60, en el auge de la Bossa Nova, Ungaretti (que había traducido a Vinicius
de Moraes y Drummond de Andrade), se reúne con Vinicius, Toquinho y Sergio Endrigo y graban un disco memorable que tiene como premisa “La vita, amico, é l’arte dell incontro”.
Como lo he escrito en algún poema personal, creo que la vida es mágica y que los desígneos que nos conducen a cada encuentro constituyen una eficaz herramienta para nuestras posibilidades de crecimiento y permanente aprendizaje.
La vida quiso que en un rinconcito del mundo, en el barrio de Palermo Viejo, coincidieran casi una veintena de seres especiales, motivados por certezas o incertidumbres a concurrir a esta cita a ciegas.
En la misma nota, aparece este poema:
“Agrupados hoy/ los días del pasado y los que llegarán.// A través de los años y los siglos/ cada instante es sorpresa/ de saber que aún estamos vivos,/ que siempre se sucede/ como siempre el vivir:/ Premio y castigo imprevistos/ en el turbión continuo/ de los cambios banales.// Igual es nuestra suerte,/ el viaje que sigo,/ en un abrir y cerrar de ojos,/ exhumando, inventando,/ de arriba abajo el tiempo,/ errante como aquellos/ que fueron, que son, que serán”.
Como expresa el poeta, cada instante puede ser sorpresa y en esta oportunidad nos vimos de pronto tejiendo una red liberadora, una red estimuladora, una red sobre la cual saltar al vacío en busca de nuevas experiencias.
Evaluación final: Dejar que aquella hija eligiera su propio destino.
Cuando ya habían pasado varias horas desde el momento en que dimos comienzo a esta realización colectiva, las hebras de hilo, las tiras de nylon aisladas, habían desaparecido del suelo para formar parte de aquella obra finalizada.
Se podía percibir la excitación de las y los artistas que estaban plenamente conformes con el trabajo grupal realizado.
Cada esfuerzo o intento personal había dependido en cada momento de la inquietud y proceder de sus más inmediatos compañeros y compañeras.
Las reglas estaban bien claras de antemano, cada uno tendría plena libertad de hacer lo que quisiera, pudiendo alterar el trabajo de sus colegas cuando lo estimara conveniente.
Sin bien mi apreciación final fue exclusivamente táctil en esa primera instancia, me pareció que aquel espíritu anárquico que se le pretendió imprimir a la obra, fue cediendo su paso ante el actuar solidario y respetuoso de cada ser individual.
Las horas pasaron volando por aquel jardín de ensueño, ya que si bien la mayoría del tiempo los y las artistas estuvieron de pié, sin descansar, el cansancio no se hizo presente.
Fue muy gratificante compartir ese espacio comunal, en el que mientras algunos tejían aquella Red, otras compañeras acudían a su encuentro ofreciendo agua o refrescos que disimularan el calor de aquel entorno.
Al realizar la evaluación grupal, todos estuvimos de acuerdo en la importancia que tiene el repetir este tipo de experiencias creativas colectivas
Fueron varias las alternativas que se manejaron al momento de tener que decidir que hacer con aquella obra que lucía orgullosa en el patio de Ana.
Por consenso estimamos conveniente desatar los nudos que tensaban las cuerdas y dejar que la propia obra eligiera su destino.
Existía una duda razonable de que al soltar las ataduras, la Red se desarmara y perdiera consistencia, pero “Alea jacta est”, la suerte ya estaba echada.
De pronto el patio se volvió a colmar de nerviosos espectadores.
Como dice el dicho: “la unión hace la fuerza”, aquellas cuerdas e hilos que flotaban frágilmente en el espacio, se habían vuelto una fuerte trama textil que continuaba pugnando por un mejor destino antes de tener que desaparecer o caer en el olvido.
Todos los presentes pudimos sostener nuestra obra, darle vida propia y rodearnos con su positiva energía.
La despedida: llegó pues el momento del adiós, los afectuosos saludos se establecieron por doquier con la esperanza de un futuro encuentro. El tiempo y la vida nos dirán más adelante si nuestros caminos nuevamente se entrecruzarán determinando la existencia de nuevos abrazos .
Curiosidades
- Me llamó mucho la atención algo que me comentó Soledad luego de arribar a nuestro país. Una de las jóvenes participantes tenía tatuados en lenguaje braille sus datos personales , junto a su hombro sobre su espalda.
- El bello jardín de Ana, no sólo estaba ocupado por hermosas plantas y flores, pero también otros seres compartían ese hábitat estamos hablando de unas orugas que pronto mutarían su aspecto para transformarse en atractivas mariposas Monarcas.




































MITOS Y LEYENDAS
Cuando estábamos preparando la acción colectiva en la casa de Ana Pagani, conversando sobre mosquitos perdidos, tramas y redes, ella nos recordó el mito griego que define el surgimiento de las arañas.
La mayor parte de los humanos siente cierta aversión ante estos seres vivos, quizás a partir de ahora, al conocer esta leyenda vean con otros ojos el mágico accionar de los arácnidos.
Presentamos a continuación dos historias, en primer lugar la leyenda original, e inmediatamente compartiremos una adaptación sobre la primera versión, escrita por Graciela Repún y Enrique Melantoni.


Leyenda de Aracne
Hija de Idmón de Colofón, un tintorero, nació en Lidia. La joven era famosa por tener una gran habilidad para el tejido y el bordado. Su orgullo le lleva a decir que teje como una diosa e incluso que puede superar a Atenea, protectora de las artes femeninas.
Un día, una anciana se presenta en casa de Aracne, observa sus tejidos y pone en duda que sean de la joven, ya que parecen hechos por la mano de una diosa.
A lo que Aracne responde que son suyos, y que si ella compitiera con la diosa Atenea la vencería. Al oír estas palabras, la anciana desaparece y se convierte en Atenea, quien acepta el desafío de la joven mortal.
La competencia fue ardua y finaliza luego de días. Todos comentaban que ambos tejidos eran maravillosos, que se trataba de un empate. Sin embargo, el tejido de Atenea tenía un brillo muy especial, que solo de las manos de una diosa podía provenir. Ante esta desventaja, Aracne asume su derrota, vengándose Atenea por la soberbia de la mortal, convirtiéndola en araña.
En otra versión del mismo mito, no es Atenea
la diosa ofendida por la habilidad e insolencia de Aracne, sino que se trata de Hera.

Versión adaptada:

“Aracne” es una leyenda griega que narra el desafío de una tejedora mortal a la diosa Atenea. El motivo del mismo será realizar un tapiz que represente a los dioses del Olimpo y el resultado acarreará la desventura eterna de la audaz tejedora. Este relato fue extraído del Libro de los dioses, héroes y mitos, de Graciela Repún y Enrique Melantoni, Editorial El Ateneo.
Las ilustraciones para este texto fueron realizadas por Claudia Degliuomini, para verlas visitar: www.educared.org.ar/enfoco/imaginaria/biblioteca/?p=7 - 84k -

En las manos de Aracne, los mechones de lana parecían neblina.
Ella era una simple mortal, hija de un teñidor de lanas, pero había tal arte en su trabajo, que para contemplarla girando el huso torneado o dibujando con la aguja, las ninfas abandonaban los viñedos y las aguas.
Enredada en su soberbia, Aracne comenzó a proclamarse tan buena tejedora como la misma Atenea.
Y ésta se presentó ante ella, tomando la figura de una vieja con bastón, para aconsejarle que desistiera de medirse con una diosa.
La respuesta de Aracne fue retar a Atenea a probarse en una competición. Abandonando su disfraz, la diosa se presentó con todo su esplendor. Enfrentadas en distintos telares, fueron tensándose las finas urdimbres y se entretejieron la púrpura, los oros y los delicados matices de la transición de los colores.
Atenea creó un tejido en que los dioses aparecerían soberbios y centrales en su augusta majestad.
Luego pintó con la aguja un verdadero toro y un mar verdadero y bordeó la tela con ramas de olivo de la paz.
Pero Aracne dibujó a las deidades con sus debilidades más carnales, en un trabajo tan brillante y delicado, que la diosa, fuera de sí, rompió su obra y golpeó a su rival.
Viendo la furia divina que había provocado su insana soberbia, la joven mortal intentó terminar con su vida pasándose un lazo por la garganta.
Atenea no lo permitió. “Vive, sí, pero cuelga, malvada”, le dijo.
Y rociando a Aracne con los jugos de una hierba, maldijo su destino y el de su descendencia. La convirtió en una araña tejedora cuya misión es pender y tejer eternamente.





























Agradezco a ustedes, el reenviar este correo a todas aquellas personas o instituciones a las que pueda interesarle esta revista que se distribuye en forma gratuita.
Esperamos que sigan alimentando nuestro buzón de sugerencias, haciéndonos conocer sus inquietudes y sus críticas constructivas, para que este espacio se pueda construir en forma colectiva, con el aporte de todos.
Un beso y un fuerte abrazo para todos a la distancia.
Les queremos.

Humberto José Demarco Mesa




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