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Acceso de la información de las personas ciegas

Un derecho que no se ve

Ligia Flores

lahora@lahora.comt

El limitado acceso a la información que tienen las personas no videntes los margina aún más en una sociedad que no genera las condiciones apropiadas para su desarrollo; lo preocupante es que en la mayoría de los casos estas violaciones a sus derechos son invisibilizados.
La OMS, calcula que mil por cada millón de habitantes tienen ceguera total o parcial; sin embargo, de esta cifra se excluyen quienes tienen baja visión y otros que no saben que tienen el problema. 
Se estima que en Guatemala hay más de 100 mil personas con ceguera total o parcial, la mayoría es población joven (menor de 30 años), que habita en las áreas rurales del país, principalmente en el altiplano.

El Consejo Nacional para la Atención de las personas con Discapacidad (CONADI), manifestó su preocupación porque cada vez menos personas ciegas tienen acceso al aprendizaje del sistema Braile, lo cual supone que tampoco tienen acceso a la información, ya que no existe disponibilidad en esa estructura.
Sebastián Toledo, director del área de Comunicación del CONADI, refirió que la gran mayoría de la población con discapacidad visual no tiene acceso al sistema de lectura y escritura Braille, debido a que cada vez hay menos maestros y porque el Estado no ha sumido su responsabilidad de atender a esa población.

SITUACIÓN

Se estima que las personas de entre 40 y 60 años, son quienes más acceso tuvieron al aprendizaje del sistema Braille.
Si se tiene en cuenta el contexto de pobreza en que la mayor cantidad de población ciega vive en las áreas rurales y en especial quienes habitan en el altiplano:
Huehuetenango, Totonicapán y Quetzaltenango, y a ello se adhiere que es población mayoritariamente indígena, las posibilidades de que accedan a la información es mucho más restringida.
Según la Encuesta Nacional sobre Discapacidades (ENDIS), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2005, de los más de 400 mil habitantes que viven con alguna discapacidad, apenas el 23% tienen acceso a los diversos servicios, como Salud, Educación, vivienda, saneamiento, entre otros.
A criterio de José Cecilio del Valle, presidente del CONADI, tal contexto los coloca en una situación "más terrible", porque es incierto saber cuántas de las personas ciegas que lograron ser atendidas en un centro de rehabilitación, pudieron haber aprendido Braille.
"Es muy atrevido decir que un 20% de la población ciega sabe Braille, porque cada vez vemos que son más ciegos los que cada día saben menos el sistema", aseguró del Valle.
Según el cálculo del entrevistado, aproximadamente unas 21,706 personas no videntes sabrían comunicarse y tendría acceso a la información a través de ese sistema.
Además, del Valle recalca que los servicios de atención a ciegos han estado concentrados en los centros urbanos, prioritariamente en la capital y tampoco han sido divulgados, para que la población los conozca y los busque.
SIN ERRADICAR
Las causas que generan ceguera en una persona no se han erradicado, la mayoría de éstas son: hereditarias, congénitas o adquiridas.
Sebastián Toledo, afirma que la población indígena más joven de las áreas rurales está expuesta a enfermedades como la desnutrición crónica, generada por las condiciones de pobreza en que sobreviven.
En Guatemala, más de la mitad de la población infantil vive con desnutrición, según datos oficiales.
Otras de las razones por las que las personas adquieren la ceguera son: la delincuencia, accidentes laborales y de tránsito y a raíz de la poca información que hay sobre enfermedades discapacitantes, refirió Toledo.

ACCESO

CONADI considera que para que el derecho de las personas con discapacidad visual, de ser alfabetizados e informados se cumpla, el problema debe ser atendido por el Estado.
Una de las propuestas del CONADI es que se produzca un libro, por cada editorial del país en sistema Braile. También consideran importante que se instale la nomenclatura de las ciudades, en ese sistema.
Empero, una de las dificultades en el país es que no hay imprentas de bibliografía en Braille. "Hay impresoras, pero no imprentas como tal, y eso limita las posibilidades", se lamentó del Valle.
En el país hay unas cinco impresoras pero solo funcionan dos que se dedican a producir bibliografía de material didáctico, con fines académicos, no para cultura en general.
"Hay que ser realistas, porque no podemos aspirar tener todo en Braille, eso es imposible", aseveró del Valle.
Además, recalca que en el interior del país no se tiene posibilidad de aprenderlo, por lo que debiera existir una acción paralela, del Ministerio de Educación, "porque aquí hay que comprometer al Estado", apuntó.
"Hemos pensado que a nivel departamental se abriera una dependencia pública para el aprendizaje del sistema a donde acudan niños y mayores; pero se deben conseguir los maestros, ya que son pocos; por lo que se debe crear la necesidad y motivación para que las personas ciegas se interesen por el aprendizaje", puntualizó el entrevistado.
ALTO COSTO
El costo para que una persona se agencie de los materiales y las condiciones para aprender es muy alto.

Algunos de los materiales como el Punzón y la regleta tiene un costo de Q350

Una resma de Papel de 120 gramos unos Q 50

Una máquina para escribir en Braille US$ 7 mil

No obstante se requiere de alguien que enseñe, un espacio físico adecuado, métodos para el aprendizaje.

"Allí estriba la dificultad porque hay que presupuestarlo", señaló del Valle.

1 comentario:

  1. ¿Qué fecha tiene los datos de la OMS respecto a la discapacidad visual?

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