Nuestro logo presenta la imagen de El Quijote de la Mancha, el que cubre sus ojos con lentes negros y porta un bastón en lugar de su lanza. Detrás de él se puede observar un molino de viento con cuatro aspas.

CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

En un pintoresco lugar, en la República de Urupaqué, en el paraje denominado Parapucay, ubicado en el norte del país, a15 km del pueblo “ Por Venir”, y a 460 km de la capital, habitan Primitivo Paniagua, su esposa Perpetua Pasividad, y sus once hijos.
Mientras Primitivo se caracteriza por su inteligencia, y extravagancias, que lo convierten en un avanzado, Perpetua Pasividad, no tiene tiempo para el descanso, debe atender a sus once hijos, cocinar, limpiar, efectuar el cuidado de la granja y de los diversos animales domésticos, y todas las noches, antes de servir la cena, se encarga religiosamente de sacarle las botas a su esposo, mientras este, se lima las uñas, para no descuidar su aspecto, al tiempo que se calza las alpargatas para descansar sus pies.
Emprendedor en estos tiempos, creador de distintas instituciones, como el, PRI ( Partido Revolucionario Irreversible ), cuyo slogan, utilizado en la campaña electoral decía: a diferencia de los otros partidos, nunca nos daremos vuelta, variando nuestras promesas, fanático del fútbol, fundó el Deportivo primavera, dueño de la empresa fúnebre ubicada a la entrada del pueblo, a la que bautizó “ Por si acaso “, constituyen algunas de sus múltiples iniciativas. Para desarrollar su labor, este creativo gaucho post moderno, dispone de radios, prismáticos, un par de esposas, una pistola automática 9 milímetros, teléfono celular, y cámara digital, viste ropa y boina militar, que al igual que su caballo y tractor lucen camuflados, para acompañarlo en sus recorridas diarias, controlar a sus peones, y lograr combatir con éxito el abigeato reinante, como señala el dicho, “ el ojo del amo, engorda al ganado “.
A pesar de ser un hombre recio, según su fiel compañera, en el fondo es un ser romántico.
En sus actividades lo acompañan, dos peones, Pulidoro Peralta, oriundo del lugar, y Pedriño Pesoa de nacionalidad bresalera.
Una calurosa tarde de diciembre, en la que los lagartos eran los únicos habitantes de ese terruño dispuestos a disfrutar del sol abrasador, en la capital del país, la selección nacional de fútbol jugaba un partido decisivo para lograr clasificar al próximo mundial Primitivo había organizado cuidadosamente todos los detalles para no perderse un segundo de este evento, y al mismo tiempo, no descuidar los aconteceres en sus campos, para ello había acondicionado su mirador principal, ubicado en la copa de un paraíso, cercano a su casa en la zona más alta de sus campos, allí había dispuesto de una conservadora de espuma plast usada para preservar las vacunas con las cuales dosificar al ganado, en ella colocaría abundante hielo para que su caña bresalera acompañada de mucho limón, no se le recalentara, a su radio, continental, con funda de cuero, le había adosado un resorte que había extraído de la parrilla de alambre de su cama para que oficiara de antena, y poder así orientándola en forma correcta, captar las transmisiones de las radios capitalinas, , por otra parte en una mesita de luz, tenía ya a disposición sus prismáticos su arma y demás implementos, para poder escapar del insoportable calor, había elaborado un dispositivo que constaba de un ventilador que por medio de poleas, manijas y pedales, le permitía refrescarse.
Había prohibido a su familia, hacer ruido alguno, él los tendría al tanto de esta importante disputa, pero nunca se sabrá que fue lo que ocurrió realmente, minutos antes de comenzar el partido, si le subió la presión arterial, por la emoción, o por la intensa actividad que debía realizar para ventilarse con su creación, o en cambio, le bajó la misma por el calor y el alcohol, si perdió la estabilidad al manipular su antena, o si trastabilló al pretender cortar parte del salchichón ahumado que colgaba de una rama, pero lo que efectivamente sucedió es que Primitivo, cayó como un pichón de su nido, desde su mirador al suelo, perdiendo el conocimiento.
inmediatamente de ocurrido esto, fue trasladado por su familia al hospital, en la ciudad de Tecuerembé, por fortuna, no sufrió graves consecuencias por este accidente, y fue sedado por los médicos para que no se pusiera nervioso, dándole de alta.
En el momento en que la ambulancia que lo trasladaba de regreso a sus pagos, comenzaba su marcha por la principal avenida de la ciudad, finalizó el partido de fútbol, Urupaqué ganó el decisivo partido y al instante, el pueblo explotó de júbilo, inundando las calles de camisetas y banderas. Por esto, Primitivo transitaba lentamente, dormido, en medio de los festejos, Perpetua, sentada a la derecha del chofer, saludaba a conocidos y desconocidos, sacando sus brazos por la ventanilla y haciendo la v de la victoria con sus dos manos, tres de sus hijos, cantaban y saltaban en la parte trasera de la camioneta, experimentando una infinita alegría, lamentablemente su padre, que había soñado con vivir este momento, murmuraba inconsciente sin poder participar de la fiesta, ataviado por su familia como un hincha más, con la camiseta oficial de la selección, y su gorro, como el lo hubiera deseado.
El vehículo recorrió, rodeado por una multitud bulliciosa y desenfrenada, más de quince cuadras, hasta que el conductor pudo salir por una calle lateral rumbo a su destino.
Cuando por fin despertó, en su casa, ya no era el mismo, su mirada perdida, quién sabe en qué lugar habitaba, balbuceaba palabras casi incomprensibles, sentado a la sombra de la pérgola, en un sillón de mimbre, en el patio, junto a un gran jazmín repleto de flores, estaba rodeado por la Perpetua, Pulidoro y Pedriño, y sus once hijos, formados como para salir a la cancha, escuchó la noticia de que su país había clasificado para el mundial y que él había sido parte de los increíbles festejos, que debía estar muy orgulloso por ello. En forma imprevista, Primitivo, comenzó a maldecir, a insultar a los cuatro vientos, nadie entendía que era lo que sucedía, y estaban convencidos de que lo que allí estaba ocurriendo sería pasajero, quizás fuera el efecto de los sedantes lo que provocaran aquella reacción.
Sin embargo, en ese momento, Primitivo, comprendió que una pesadilla había tocado su puerta. El golpe sufrido, había provocado en él una especie de locura, que lo invadía, según sus palabras, en este momento, se había dado cuenta de que sus males se debían a la P, al analizar su vida, se dio cuenta que esta letra lo había perseguido y que había llegado el momento de ajustar cuentas con ella.
Su nombre y apellido, al igual que el de su esposa, sus emprendimientos de distinta índole, tenían a esta letra encabezando a las demás, sin dejarlas aflorar, para que pudieran acudir en su ayuda.
En sus inquietos pensamientos, aparecía una y otra vez, esta impostora, pensaba que todo lo malo era guiado por ella, el pecado, la pobreza, la perdición, las plagas, las pesadillas, el pasado, la podredumbre, las pestilentes pocilgas, las porquerías, etc, quería encontrar palabras positivas, pensaba, pensaba el porqué de este designio fatal, allí se percató de sus posibilidades, la paciencia, de sus perros pointer y pedrigueros, de la persistencia y la prolijidad, el poder planificar, su partido político, sus potrillos pampas, su plato principal, el pollo a la parrilla, a las pitangas y pomelos, de su poncho patrio, ,de los payadores, de las preciosas polcas, de los perfumes preferidos, pero a pesar de esto, otra vez, sus pensamientos no le reconocían a la P, su valor.
Pensaba, puro pico y pala, por pocos pesos, palo a pique, parecía un payaso por sus piruetas, no el paladín que pretendía parecer para las personas de su paraje, porfiado por posibilitar una patriada, para su pueblo, por pan y pescado como punto de partida de positivas producciones.


De pronto pacíficamente pensó, en el placer, en la paz, en el paraíso prometido, en la

pureza ,en el perdón, no estaba todo perdido, pero con premura otros pensamientos

poblaron con pena su pensar.

Como puede ser que las personas de su pueblo pueden percibir pasivamente, sin pudor, sin

pelear, por prohibir, que pequeñas, presas del pecado ,se prostituyen para que sus padres

poseídos por la pobreza puedan precariamente progresar.

Primitivo deseaba estar tranquilo, que la Pasividad y todos sus amigos y conocidos, le permitieran resolver este problema a solas ,con la puta P, por esto, decidió acudir a la policía, para que lo pusieran preso, para poder pensar, su primo prudencio Parrales era el jefe de la comisaría, por lo que no fue difícil convencerlo.Preso, prisionero de sus pensamientos y de sus palabras, parecía que podría pensar, pero poco fue el plazo para plasmarlo, por problemas provocados por la picazón, que peste, parásitos peligrosos, los piojos y las pulgas presentes, produjeron que planificara pasos para no permanecer parado, paralizado, padeciendo tal pena, por no poder pensar plácidamente, pegó una patada a la puerta de su prisión y partió presuroso.
Que poca puntería, pensaba el pobre Primitivo, casi pierde el pelo, por los piojos, luego de peinarlo el peluquero, con profundo pánico presenció que parecía un pirincho, por poco, un pelado, para su pesar la Pasividad a prepo le puso el porrón porque permanecía pálido, y le prohibió seguir pensando en la P, y no pudo pronunciar una palabra.
Su padrino, Perfirio Perdomo preocupado pidió una plegaria al pastor del pueblo para protegerlo, por otra parte, los médicos recomendaron a su familia, recurrir a un profesional para ayudar a Primitivo.
Desde Mantasvideo llegó un licenciado, famoso por sus cualidades en casos de difícil solución, al encontrarse con el, Primitivo se preocupó, porque la p, lo perseguía y presionaba, que un psicólogo fuera a tratarlo ya no le gustó mucho, por una vez más tendría que padecer por la P, pero más tranquilo se quedó, cuando serafín Saucedo le dijo que ya no se usaba la letra p al principio de la palabra, el era un Sicólogo a secas,con S, Primitivo suspiró seguro sabiendo que Serafín sería la solución, gracias a su sabiduría, sin suministrarle sedantes sería su salida, su salvación, se sentó suavemente en el sofá, sintiendo el sol sobre si, y seducido por sonidos y sensaciones sumamente sutiles suspiró por su segura sanación, sería un simple susto, o en su siesta solo un sueño.

Junio de 2007

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